Antes que nada, quiero se sepáis que este relato es más largo que el anterior así que he decidido colgarlo en dos partes. Espero que os guste.
22-6-13
*Cathy*
Hoy es el primer día de las
vacaciones de verano. Son las nueve de la mañana y soy incapaz de volver a
dormirme desde hace media hora. Después de estar intentado descansar un rato
más me he rendido y he decidido bajar a la cocina para prepararme el desayuno.
La casa esta muy silenciosa así que asumo
que Chloe sigue durmiendo y mis pares ya se habrán marchado a trabajar porque
ellos aún no están de vacaciones.
Después de comer un poco vuelvo a mi
habitación y me visto para salir a pasear por la ciudad antes de que todo el
mundo se levante y las calles se conviertan en un mar de gente.
Cierro suavemente la puerta después
de dejarle una nota a mi hermana. Empiezo a andar por las calles sin saber muy
bien hacia donde voy mientras empiezo a pensar.
Estas vacaciones no tenemos planeado
ningún viaje, así que voy a estar todo el tiempo aquí. Al menos tenemos una
playa en la ciudad, de modo que ya tengo algo que hacer, aunque no me guste
mucho, pero no voy a tener suficiente con eso. Necesito algo más para
entretenerme. Podría buscar un trabajo. No estaría mal, así gano un poco de
dinero.
Podría hacer de canguro, pero no hay
muchos niños en la ciudad ahora y los pocos que hay creo que se van de
vacaciones fuera; también podría pasear perros, pero no me gusta mucho la idea;
ser camarera seria definitivamente muy agotador y no creo que mis piernas den
para tanto. Uffff, esto es más complicado de lo que creía.
Al levantar la vista me doy cuenta
de que estoy en la librería. La de la familia de Tyler. Tyler. Me muero de
ganas de volver a verle. Volverá de la Universidad dentro de tres días. Le
hecho mucho de menos.
No. No puedo echarle de menos. No. No.
Tengo que superarlo.
Al volver a casa, Chloe sigue en su
habitación aunque sean las 11 de la mañana. Como no tengo nada mejor que hacer,
decido ir a despertarla. No entiendo como es capaz de dormir tanto, a mí me
resulta imposible. Voy a abrir la puerta de su habitación esperando encontrarla
dormida en la cama, pero para mi sorpresa ya esta vestida y se está poniendo
los zapatos.
- Buenos días – dice alegremente.
- Buenos días – le contesto - ¿Hace
mucho que estás despierta?
- En realidad no, hace unos diez o
quince minutos más o menos. Ryan me ha llamado y me ha despertado.
- ¿Qué quería?
- Nada, que se aburría en casa y que
si quería ir a pasear un rato e ir a la playa.
- Yo acabo de volver de pasear.
- ¿Ahora?
- Sí, ya sabes que me gusta salir
temprano para pensar – le contesto.
- Bueno, pues cuando una viene la otra
se va – dice con una sonrisa.
- ¿Quieres desayunar algo?
- No, ya comprare un bocadillo o
cualquier cosa.
- Vale, pues que te lo pases bien, yo
me voy a mi habitación.
- ¿No quieres salir o ir a la playa?
Estamos de vacaciones.
- No se, no me apetece mucho ir a la
playa.
- Bueno, como quieras, pero hace un
día precioso y yo lo aprovecharía. No puedes quedarte siempre en casa. Y mucho
menos por Él.
- ¿Él quien?
- Ya sabes a lo que me refiero. Tienes
que olvidarte de ese chico, hace meses que estás así.
- Vale, gracias por el consejo, puede
que salga a pasear – le digo para quitármela de encima.
- Deberías. Ahora me marcho que Ryan
me estará esperando.
- Adiós
- Hasta luego – dice Chloe antes de
desapareces por las escaleras.
Yo voy hacia mi habitación y abro la
ventana para que pase un poco de aire. Chloe tiene razón, debería distraerme y
olvidarme de él. Debería hacer caso a mi hermana, ella sabe más sobre
relaciones que yo. Pero no puedo olvidarlo, no ha pasado un solo día sin que me
acordase de él. Es demasiado importante para mi para simplemente eliminarlo de
mis recuerdos.
El móvil empieza a sonar y me saca
de mis pensamientos. Sin siquiera mirar el nombre que aparece en la pantalla
contesto.
- ¿Diga?
- Hola – responde una voz alegre.
Tyler es muy alegre. Su nombre también es muy alegre. Tyler.
- ¿Tyler? – digo pensando en voz alta.
- Soy Maggie – dice una voz ofendida –
y creo que voy a dejar de llamarte si me vuelves a confundir con un tío. Y más
con ese.
- Lo siento, es que estaba pensando en
él... – enseguida me doy cuenta de que no debería haber dicho eso.
- ¡¿Estabas pensando en Él?! Vale, voy
para allá. No vuelvas a pensar en Él o te vas a enterar.
- Sí, lo que sea – digo distraída.
- Estoy yendo hacia tu casa. Vístete
porque nos vamos a la playa.
- ¿La playa? No. No quiero ir. Estoy
bien en casa.
- No, no te vas a quedar en casa
porque si no haces nada te pones a pensar y si piensas seguro que Él se cuela
en tu mente y después te das cuenta de que lo echas de menos y te deprimes y no
voy a dejar que te deprimas durante las vacaciones. ¿Entendido?
- Lo que no entiendo es porque ni tu
ni mi hermana decís nunca su nombre. No lo entiendo, con lo bonito que es. A mi
me encanta. Ty...
- ¡No lo digas! No decimos su nombre
porque si se pronuncia esa palabra tu cerebro busca mecánicamente recuerdos
relacionados con Él y eso no es bueno, porque queremos que lo olvides.
- Bueno, he leído un par de blogs de
internet para informarme.
- Sabes más que yo, eso seguro.
- No te creas, según uno de los blogs,
las personas que experimentan una ruptura de corazón son las que más saben
sobre ello. Y como a mi no me me ha roto el corazón nunca, pues...
- Claro, si no dejas que nadie se te
acerque.
- Bueno, dejemos el tema. Estoy
delante de tu casa. Abre la puerta.
- Vale, voy.
Corro a abrir la puerta mientras
cuelgo el teléfono.
- Hola – dice Maggie dándome un
abrazo.
- Holaaa.
- ¿Llevas bañador? – pregunta.
- No, acabo de volver de pasear.
- Pues entonces ve a ponértelo que
vamos a la playa.
- No tengo ganas.
- Pues vamos de compras. Quiero ropa
nueva.
- Ya iremos cuando lleguen las rebajas.
- Bueno, entonces vayamos a desayunar
fuera.
- He comido hace un rato.
- ¡Me da igual, comes otra vez! Dios
mío, no hay ninguna escusa que te saque de casa – dice negando con la cabeza.
- Me gusta estar en casa.
- ¿Y si te digo que vamos a comprar
libros?
- Entonces vengo sin que tengas que
arrastrarme por las calles.
- Bien, pues vamos. Pero no iremos a
la librería de la familia de Él.
- ¿Porque? Tengo un vale de un 20% de
descuento.
- Pues eso es una señal de que vas
demasiado.
- Bueno, vale, iremos a al otra pero
si no encuentro nada, vamos a la de la familia de Ty...
- Vale – dice sin dejar que termine de
decir el nombre de “Él”.
En la primera librería a la que
vamos no encuentro nada que me guste, después de estar media hora mirando
(culpa de Maggie que no quiere ir a la otra librería).
- Buenos días, querida – dice la madre
de Tyler cuando entramos en a tienda.
- Hola – contesto alegremente.
- ¿Quieres que te ayude a buscar algo?
– pregunta amablemente.
- No hace falta, vamos mirando,
gracias – contesto mientras me adentro en uno de los pasillos llenos de libros.
Me encanta esta tienda porque no es
ni demasiado pequeña ni demasiado grande. Tiene la medida perfecta y esta llena
de libros de todos los colores y tamaños, cosa que la llena de ese agradable e
incomparable olor que tienen los libros.
Empiezo a mirar estantes de libros
mientras Maggie se pierde por otro pasillo. Amblas estamos locas por los
libros.
Cuando ya he repasado todos los
libros de una estantería, con uno en la mano voy hacia otra pero sin darme
cuenta choco con alguien y mi libro se cae al suelo. Me arrodillo para
recogerlo pero el chico con el que he chocado es más rápido.
- Una gran elección. Conozco a alguien
a quien le encantaría – dice mirando el libro.
Después me lo tiene y levanta la
cabeza. Entonces es cuando puedo verle a cara.
- Tyler – digo sorprendida y creo que
un poco asustada.
- Cathy – dice igual de sorprendido
antes de que una sonrisa se extienda por su cara. – Me alegro de verte.
Yo le dedico una corta sonrisa
evitando mirarle a los ojos, por miedo a perderme en ellos. Agarro el libro que
tiene el las manos y cuando sin querer las mías tocan la suyas siento como si
me quemaran, así que las aparto rápidamente. No tardo mucho en sentir como
queman mis mejillas también.
- Eh, bueno, tengo que... tengo que
irme. Estoy con... con una... una amiga.
- ¿Maggie?
- ¿Eh? Ah,... sí. Co-con Maggie – digo
muy pero que muy nerviosa.
- Bueno, dejo que mires tranquila. Ya
nos veremos – dice antes de plantar un beso en mi mejilla.
Y en ese momento no puedo estar más
agradecida de que se vaya rápidamente porque no tengo ganas de que vea que me
he quedado en estado de shock. Mi cuerpo no reacciona a la órdenes de mi
cerebro. Es como si fueran dos cosas sin ninguna relación. Lo primero que hago
es levantar mi mano hasta mi mejilla, la que Tyler ha besado. No puedo creer
que haya hecho eso.
Pues no parece tan malo el tal Tyler...
ResponderEliminarno, tiene pinta de ser malo... que se aleje ¬¬
ResponderEliminarEstoy deseando leer el final de la historia, no nos hagas esperar por favor culata ya
ResponderEliminarUna fan de siempre
2º PARTE YAA!!!
ResponderEliminarEs... PERFECTO :)
Me encanta como escribes, deberías hacer más cosas de estas!
Besitos :)